¡Quiero ser como los demás!
Oigo mucho frases como esta: “Veo a los demás que son felices, que están tranquilos… y yo en cambio…” Les digo, logicamente, que los demás también tienen problemas.
Y es que “los demás” se compone de muchos individuos con problemas. “Los demás” no es una masa homogénea. Esto que parece tan obvio no lo es para muchas personas. En el caso de los adolescentes esto se puede vivir como una tragedia, pero hay muchas personas adultas que continúan sintiéndose “el patito feo”, no en el sentido estético sino en sentido psicológico, sienten que son inútiles por no saber vivir, torpes por sufrir.
Evidentemente, unas personas sufren más que otras, y se pasa por etapas mejores o peores, pero la visión, desde fuera, de “la masa feliz” es totalmente falsa y crea en el que la mira un sentimiento de soledad profunda.
El bienestar consiste en aceptar el malestar. Los que saben que la vida se compone de problemas que hay que superar, de obstáculos con los que hay que convivir, esos son los que lo pasan mejor, o menos mal. Con esto no quiero decir que la vida sea “un valle de lágrimas”, claro que no. Lo que quiero decir es que parte del éxito consiste en asumir que uno es tan desgraciado o afortunado como los demás. La madurez consiste en saber que para que algo te salga bien tienes que dejar pasar otras muchas veces en que te salió mal. Y que eso es la vida… la de todos…