Blog: Moralidad de cintura para arriba

Dejar de preocuparnos demasiado.

La mayoría de las personas que se preocupan demasiado desearían preocuparse menos. Pero, lo cierto es que, hay algunas ideas que tenemos sobre la preocupación que no nos ayudan.

Ideas erróneas sobre la preocupación:

1.- Si te pones en lo peor, cuando ocurra -si es que ocurre- te afectará menos.

2.- Despreocuparte te lleva al desastre.

3.- Tienes que tener el futuro absolutamente controlado.

La consecuencia de estas ideas erróneas es:

1.- Ponerte en lo peor significa un sufrimiento inútil por algo que puede que no ocurra, y si ocurre, no sabemos cómo vamos a reaccionar. Muchas veces nos sobreponemos a lo difícil mucho mejor de lo que pensábamos.

2.- Despreocuparte no significa no ocuparte, significa no darle vueltas a lo que no tiene solución, o darle el tiempo que se merece a lo que tienes que resolver. Si estás relajado serás más eficiente.

3.- Es imposible tener todo controlado. Hay que saber adaptarse a los cambios, a lo que nos va viniendo. Aceptar la incertidumbre es la forma más sana de pensar.

Pero, a veces, uno no quiere preocuparse y la preocupación está ahí.Porque tenemos miedo. Porque somos obsesivos.

Dejar de preocuparse en exceso, a veces, es difícil. No te critiques si no lo consigues rápido. O si nunca lo consigues del todo.

Estrategias que pueden ayudar a preocuparte menos:

  • Cuando estés buscando soluciones y te des cuenta de que algo “ya lo has pensado muchas veces”, intenta no repetirte. Date cuenta de que no vas a encontrar otra solución mejor, ni te vas a decir algo diferente.
  • Cuando un pensamiento te hace daño, y es inútil, trata de no seguirlo. Céntrate en la realidad u ocupa tu mente con algo que te distraiga. Aunque el pensamiento vuelva, si no lo alimentas irá desvaneciéndose.
  • Recuerda que ya has resuelto muchos problemas, tienes la capacidad y lo harás cuando haga falta. Aplaza hasta entonces la preocupación.
  • Comparte con otras personas tus preocupaciones. No se trata de que te repitas una y otra vez pero sí de que te sientas comprendido.
  • Piensa que si llegara eso que tanto te preocupa, ya lo pasarás mal en ese momento ¿Qué sentido tiene pasarlo mal durante más tiempo?
  • Intenta vivir en el presente. Está bien ocuparse del futuro pero sin quitarle importancia al presente, que es lo único que realmente tenemos.

Algunas preocupaciones tienen que ver con otros problemas psicológicos, de los que hay que ocuparse para disminuir la preocupación.

Requieren cambiar nuestra forma de entender la vida o algunos aspectos de nuestra personalidad.

  • Preocupaciones que tienen que ver con la relación con los demás.

Si te preocupan cuestiones que tienen que ver con tu relación con los demás, como miedo al abandono, miedo a las críticas etc., tendrás que solucionar esa forma de entender la vida que te hace daño. Tendrás que aprender a ser menos dependiente o a ser menos vulnerable a las opiniones de los demás. Tendrías que disminuir la importancia que le das a lo que los demás piensen de ti.

  • Preocupaciones que tienen que ver con conseguir objetivos.

Si tu gran preocupación es no llegar a conseguir lo que quieres, es posible que tengas algún problema de autoestima, o que seas demasiado exigente contigo mismo. O que te falta flexibilidad para ir adaptándote a lo que la vida te va ofreciendo. Aceptarte a ti mismo te ayudará a preocuparte menos.

  • Preocupaciones que tiene que ver con lo inevitable.

Si lo que te preocupa es inevitable -por ejemplo: hay personas que se preocupan porque sus padres se morirán algún día- solo puedes aumentar tu tolerancia a la frustración, y entrenar tu mente para no darle vueltas a sucesos que son dolorosos para todos pero con los que, la mayoría de las personas, podemos convivir.

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