Salir de la depresión
Son muchas las causas de la depresión. A veces las principales son biológicas, pero, en la mayoría de los casos, aunque exista una personalidad depresiva, hay factores que la desencadenan. No se cura la depresión por averiguar sus causas, aunque eso puede ayudar a prevenirla y conseguir que no se repita.
La persona deprimida va abandonando las actividades que antes le reforzaban. Piensa que “no le apetecen” y que cuando supere la depresión volverá a realizarlas. Habitualmente, la persona deprimida, se queda solo con lo obligatorio y deja todo lo que hacía por gusto. Esto lleva a la persona a una vida “sin reforzamiento”, “el reforzamiento” es algo así como un premio que nosotros mismos nos damos cuando las cosas nos salen bien, o simplemente cuando nos gustan.
Nos refuerzan las cosas que hacemos, sobre todo, las que más nos gustan. Juego un partido de pádel y eso me refuerza, cocino y eso me refuerza, tengo una charla con amigos y eso me refuerza. La persona deprimida cree, erróneamente, que un día se despertará y tendrá ganas otra vez de volver a hacer lo que hacía antes, pero ese día cada vez está más lejos. Porque al no actuar, al no reforzarse, cada vez está más deprimida. Es la pescadilla que se muerde la cola.
Solo volviendo a la actividad conseguimos salir de la depresión. Tenemos que poner “la máquina” en funcionamiento. No se trata solo de voluntad, como algunos creen. Hay muchos que le dicen al deprimido “con voluntad se sale de esto”. Con voluntad y, sobre todo, con conocimiento de lo que tenemos que hacer. Hay que buscar justamente aquello que más nos gustaba y hacerlo, aunque ahora pensemos que no es el momento. A veces, hay que dejar lo que hacemos por obligación y permitirnos los “caprichos”. Cuando volvamos a estar bien ya volveremos a las obligaciones. Sin culpabilidad. Tenemos que reforzarnos, con acción, pero acción placentera.