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La soledad era esto

Cuando leí “La soledad era esto” (Juan José Millás), hace muchos años, pensé que era, es, un magnífico tratado sobre la soledad. Por si no la conocéis, o no os acordáis, cuenta la historia de una mujer que está casada, tiene una hija, ya mayor, y vive una vida solitaria y falta de sentido. Hasta que, un día, contrata a un detective para que la siga (naturalmente el detective no sabe que es ella misma quien lo contrata) y le vaya haciendo un informe, diario, de todas sus actividades. A partir de ahí su vida va teniendo un nuevo sentido.  Hay alguien que la mira, que la sigue, que sabe lo que hace.


Para muchas personas la soledad consiste en no tener a otra persona en casa, pero la soledad puede sentirse tanto estando solos como acompañados. Esto es algo muy obvio, que la mayoría ya sabemos. Como sabemos que es estupendo aprender a estar solos, sentirnos bien en compañía de nosotros mismos y estar con los demás cuando nos apetezca.

Pero –como ocurre en la novela de Millás– nuestra vida tiene sentido cuando la miran otras personas. Somos quienes somos porque otros nos conocen, porque saben lo que hacemos. Precisamente, nuestra identidad depende de eso, son los otros los que nos devuelven nuestra imagen, como un espejo. De hecho, cuando alguien quiere cambiar de vida de forma radical, lo que hace es marcharse a un lugar donde nadie le conozca, porque es mucho más fácil cambiar cuando los que te rodean no saben cómo eres.

Creo que las redes sociales desempeñan, en muchos casos, el papel del detective de la novela de Millás, en las redes tenemos asegurada la mirada de los otros. Ya no tenemos que buscar a alguien para encasquetarle nuestra foto de las vacaciones: la colocamos en facebook. En el momento en que tenemos un pensamiento, que nos parece interesante, lo tuiteamos. Cuando los demás nos comentan, nos contestan, nos ponen un “me gusta”, sentimos que están ahí, que nos han mirado. Y además no es una persona ni dos, sino muchas. Evidentemente esto no suple otros afectos más directos, más carnales…  pero, lejos de demonizar las redes sociales, reivindico su papel “ terapéutico”,  el papel del detective de “La soledad era esto”.


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