La vida en pareja se convierte en muchas ocasiones en fuente de sufrimiento. A base de reproches y falta de respeto, muchas parejas llegan a un punto en que la comunicación es imposible. La posesividad, los celos, la falta de flexibilidad… son muchas las razones que pueden llevar a las personas a convertir la convivencia en un infierno.
Nuestra atención es selectiva y, cuando solo vemos lo que nos molesta del otro, dejamos de apreciar todo aquello por lo que lo elegimos.
En terapia, ayudamos a restablecer la comunicación; ayudamos a volver a “ver” al otro.
Y, cuando la relación ya no puede recuperarse, desdramatizar es fundamental. La terapia nos lleva a entender que la felicidad no nos la proporciona otra persona y que podemos seguir nuestro camino sin ell