«El pensamiento mágico»
Lo del pensamiento positivo está muy bien. Es lo que siempre se ha llamado ser optimista, y, bueno, está bien. Es verdad que ayuda, sobre todo ayuda a ver el vaso medio lleno, que es la mejor forma de verlo. Pero seamos claros, para conseguir las cosas no basta con pensarlas, no basta con desearlas, ese puede ser un punto de partida. Después hay que ser luchador, perseverante, hay que «currar» para conseguir lo que uno quiere.
Tengo la impresión de que “el pensamiento mágico” en lugar de ir desapareciendo, cada vez está más potenciado. Podría pensarse que la mayoría de la gente cada vez es menos creyente porque cada vez es menos religiosa, pero lo cierto es que se cambian unas supersticiones por otras. En el terreno de la autoayuda y de muchas terapias psicológicas, el pensamiento mágico ha entrado de lleno. Y le hace creer a la gente que pensar y actuar es prácticamente lo mismo. Y no, no lo es.
Por pensar que odio a mi suegra y que me gustaría que desapareciese no me convierto en asesina, igual que no voy a sacar adelante un negocio “si no me lo curro”, por mucho que lo piense.
El problema llega cuando la persona que se siente triste, que tiene una visión pesimista de la vida, ha llegado a la conclusión de que eso la invalida. Está rodeada de miles de slogans con chorradas sobre lo fácil que es ser feliz y lo terrible que es estar cerca de alguien que tiene “malas vibraciones”. Las malas vibraciones, los karmas… toda esa serie de supersticiones modernas… casi prefiero al demonio o al espíritu santo, al menos me he criado con ellos, son como de la familia.
La tristeza también forma parte de la vida y se puede ser un gran artista, un gran científico, o simplemente una persona útil, aunque uno sea pesimista. No defiendo el sufrimiento pero sí la posibilidad de aceptar los sentimientos que uno tiene: unas veces alegres, otra no.
Nuestra mente tiene poder, claro, pero no adelgazamos por “visualizarnos” delgados sino por hacer dieta y ejercicio y no ganamos dinero porque estemos convencidos de que lo conseguiremos sino porque madrugamos, trabajamos y nos esforzamos… y a lo mejor, así, lo conseguimos.
Madurar, avanzar y ser cada vez más sabios cuesta esfuerzo… lo demás es… superstición.
