Blog: Moralidad de cintura para arriba

El acoso escolar se combate con educación en valores y habilidades sociales.

Oimos en los medios de comunicación hablar constantemente de bullying o acoso escolar. A las consultas llegan muchos adolescentes contando qu lo sufren.
La policía da charlas en los colegios, advirtiendo a los niños de que su conducta puede ser un delito. Ponen especial énfasis en la gravedad del uso de las redes sociales para agredirse unos a otros;  pero al fin y al cabo es lo de siempre: reírse del otro, humillarlo, hacer correr algún bulo…


Sé que los niños sufren mucho cuando son rechazados e insultados por sus compañeros, pero no creo que la solución esté siempre en la acusación, y menos en manos de la policía. Creo que deben ser los educadores: maestros, orientadores, pedagogos, psicólogos… los que convenzan a los niños de que deben ser respetuosos, y también los que deben tratar a los niños que son rechazados, porque con estos niños, también, hay una labor que realizar, una labor de la que no suele hablarse.
No me parece que sea avanzar en formación asustar a los niños contándoles que su comportamiento es un delito.


Empecemos por “los malos”. Estos niños tienen poca empatía, poca capacidad para ponerse en el lugar del otro. No creo que disfruten pensando que el otro sufre, creo que, fundamentalmente, tienen poca sensibilidad y, sencillamente, se divierten sin pensar en las consecuencias de sus actos. Son egocéntricos y lo único que quieren es «ser populares». 
Hay siempre una competencia entre los niños, que les hace ponerse del lado del fuerte. Esto no significa que disculpemos su conducta, sino que busquemos la solución está en aumentando la empatía de estos niños. Hacer que se den cuenta del sufrimiento que generan. Y trabajar mucho en los VALORES. Desgraciadamente, la generosidad y la bondad no son los valores de la mayoría de nuestros niños, de nuestros adolescentes.

Además, estos “malos” suelen ser muy intolerantes. Hay muchas posibilidades de que estas actitudes las hayan aprendido en su casa. Si su familia les ha enseñado a ser homófobos, por ejemplo, ellos son homófobos, y puede que la policía consiga reprimirlos pero seguirán pensando igual. La solución es enseñarles valores, no amenazarles. En las familias, y también entre muchos maestros, hay una tendencia a calificar de bueno a lo que es “normal”; de manera que el que es “raro” se convierte en alguien a quien aislar. Hay que enseñarles que ser raro es perfecto, tan perfecto como no serlo.

Hablemos de “las víctimas”. Esos niños que son raros porque son gorditos, o empollones, o tímidos, o su familia es peculiar… niños que no saben enfrentarse a las burlas de los demás y que se convierten en blanco perfecto; porque no todo niño llega a ser víctima, normalmente llega el que tiene miedo a los demás, el que no tiene sentido del humor, el que tiene poca seguridad en sí mismo. 

Con esto no quiero hacerles responsables, claro que no. Pero me parece que ayudar a esos niños a quitarle dramatismo a la situación, a perder el miedo a sus compañeroses lo más importante. ¿Cómo se puede sentir un niño si sabe que sus colegas no se meten con él por miedo a la policía?

Los psicólogos vemos a muchas personas con fobia social, y esa fobia social siempre empieza en la infancia, en la adolescencia. Enseñar habilidades sociales, entrenar en inteligencia emocional. Ese es el camino.    



Y enseñar ética de verdad, no para salir del paso de los que no quieren estudiar religión. Enseñar valores como el respeto al diferente, y, aún más, el valor de “ser diferente”.


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