Blog: Moralidad de cintura para arriba

Decir «NO PUEDO» es cerrarte puertas.

La forma en que nos hablamos a nosotros mismos es determinante. Pensamos con palabras; y con esas palabras condicionamos nuestras emociones y nuestra conducta.

Cuando alguien me dice: “No he podido…”, incluso añade “qué más quisiera pero… no he podido”; yo suelo pedirle que lo cambie por… “Me costaba mucho y no he querido hacerlo”. Se resisten a aceptarlo, entonces les pregunto si lo hubieran hecho si, por ejemplo, la vida de alguien muy querido hubiera estado en peligro. Entones dicen: “Hombre… sí, claro…” Para completar la explicación digo: “Si te pidiera que volaras para salvar la vida de alguien, entonces no podrías, seguro que no, o sea que poder o no poder es otra cosa”.

Generalmente, se trata de aguantar la ansiedad, de enfrentarse a los miedos, de hacer algo que cuesta… y uno dice: “no puedo” y con eso cierra todas las puertas.

Las personas que deciden no hacer aquello que les cuesta mucho, creen que todos los demás vamos por la vida como flotando, con una gran ligereza y todo nos sale… “de natural”. Creen que aprendemos a conducir sin esfuerzo, acudimos a entrevistas de trabajo sin nervios, nos relacionamos con nuestros jefes siempre con alegría…  En fin… no tienen ni idea.

Enfrentarte a la ansiedad – que cada uno sufre a su manera –  es lo que te permite dejar de fumar. Es lo que te permite dejar una relación que sabes que te hace daño. Es lo que te permite acudir a entrevistas de trabajo, hacer exámenes, emprender negocios, o bien enfrentarte a la fobia a conducir o a viajar en avión o…

Es verdad que las personas que sienten grandes dosis de ansiedad lo tienen más difícil, pero el hecho de no enfrentarse a ella hace que ésta cada vez dé más miedo, y ese miedo hace que la ansiedad crezca. Es decir, la pescadilla que se muerde la cola.

En algunos casos es necesaria una terapia que te ayude a enfrentarte a la ansiedad. A entenderla y a entender lo que estoy diciendo.  Pero, si quieres intentarlo por ti mismo recuerda…

Cuando decides que NO QUIERES enfrentarte, al menos, no te engañes: di “NO QUIERO. Porque prefiero no sufrir. Así que abandono”. Pero poder… sí puedes.

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