¿Te empeñas en cambiar a tu pareja?
– “Es que mi marido habla muy poco. Eso me pone de mal humor”.
– “¿Antes hablaba?”
– “No, nunca”.
– “¿Siempre ha sido así?”
– “Pues sí, la verdad”.
– “O sea que lo elegiste siendo así”.
– “Psss… sí”.
Esta conversación la he mantenido en consulta más de una vez. Conversaciones muy parecidas las tenemos continuamente con los pacientes.
Elegimos a una persona y después no admitimos que sea como es.
Podemos pensar que uno se cansa de la pareja y entonces solo ve los defectos. Eso es cierto. Ocurre mucho.
Cuando uno se cansa de la pareja puede decidir separarse, es legítimo y en muchos casos la mejor opción. Pero en el caso de que uno quiera continuar la relación: hay que tratar de aceptar al otro.
Algunas personas ni siquiera tienen la excusa del cansancio, quieren cambiar al otro desde el principio.
“Tengo una novia muy activa a la que le encanta salir y querría que fuera más tranquila y más casera”.
“Tengo un marido poco comunicativo y querría que fuera hablador”.
“Lo que más me gusta en el mundo es que me digan que estoy guapa y mi pareja no me lo dice nunca”.
“Me gusta reírme y mi pareja es muy seria”.
Estas personas todos los días se frustran porque esperan algo que no se va a dar. Todos los días esperan que el otro sea “otro”.
¿Por qué continúan muchos con la persona “¿equivocada?” o que ellos creen “equivocada”?
1.- Porque le ven otras cualidades que compensan.
2.- Porque esperan cambiarla.
3.- Porque creen que quieren a esa persona, a pesar de todo.
4.- Por miedo al cambio y/o a quedarse solos.
En los casos 2 y 4, la única solución es abandonar esa pareja. Si lo que te gusta es una persona muy casera ¿por qué no la buscas? Si lo que quieres es una persona habladora, hay millones de ellas.
El miedo a quedarte solo es algo complejo que he tratado y trataré en otras entradas, pero no puede ser la razón por la que continuar con alguien que no te gusta.
En los casos 1 y 3, tienes que hacer el ejercicio consciente de aceptar a tu pareja como es:
– Deja de fijar tu atención en lo que no te gusta y valora lo que sí te compensa.
– Céntrate en ver lo bueno que tiene tu pareja. Acepta que nadie es perfecto, que nadie tiene la pareja perfecta.
– Deja de malgastar tu energía en enfadarte y en intentar cambiar al otro.
– Si te empeñas mucho en cambiar al otro, lo que puedes conseguir es anularlo, esa persona ya no será ella misma, ya no será nadie, solo una persona anulada.