Categoría: <span>psicología</span>
No eres vago, te falta confianza en ti mismo.
¡Quiero ser como los demás!
El amor como adicción
Cuando indagamos en las razones por las que una persona no deja a otra que le hace sufrir, al principio se recurre siempre a frases hechas, como “es que l@ quiero”. Una vez superados los tópicos, llegamos a la conclusión de que no están dispuestos a pasar por el intenso dolor que suponen -o saben porque ya lo han probado– les va a suponer la separación.
Suelen ser relaciones muy pasionales, que en algunos momentos son muy gratificantes, pero que, a la larga, van destruyendo a la persona que las sufre; en algunas ocasiones a las 2 personas.
Este tipo de relación proporciona lo que llamamos reforzamiento intermitente, que es el más difícil de extinguir, porque uno siempre espera que se repita. Cuando alguien te refuerza todos los días y de pronto deja de reforzarte tú entiendes que se ha acabado, pero en el caso del reforzamiento intermitente no.
El sufrimiento psicológico es el más profundo e incomprendido.
Hace poco oí que conocemos el 20% de nuestro cerebro. Pero, con lo poco que sabemos, conocemos la base «física» de algunos trastornos.
Desde la psicología podemos ayudar a estas personas, ayudarlas a entender lo que les pasa, a controlarlo y también a aceptar. Y algo importante, debemos quitarles el sentimineto de culpa.
En nuestro mundo, tener problemas psicológicos es un signo de debilidad, a veces de egoísmo o de torpeza. Las personas que tienen este tipo de problemas suelen arrastrarlos durante años, desde la niñez en muchas ocasiones. Acostumbran a encontrarse con mucha incomprensión a su alrededor.
Otras veces, la mayoría, se mezclan muchas cuestiones -familia, aprendizaje, ideas irracionales et. etc.- y en algunas ocasiones el sufrimiento del paciente es tan intenso que no se puede explicar con una o varias razones, hay personas que tienen enfermedades que solo podemos paliar, enseñar “trucos” para vivir con ellas. Y, a veces lo más importante, liberar a estos pacientes de la culpa de ser así.
“¿Cómo vas a dejar ese trabajo, hoy en día?”
Adolescentes ¿Cada vez más sexistas?
Muchos de estos adolescentes han tenido padres y profesores que pretendían darles una educación no sexista, de pequeños debían jugar juntos, se han puesto en cuestión los juguetes diferenciados para niños y para niñas: las pistolas y las cocinitas.
En el extremo más exagerado de esta generación adolescente está el duro y violento jefe de la banda que se liga a la chica más guapa, femenina y maquillada. Afortunadamente esto es una anécdota, los demás… ¿Qué roles juegan? Me temo que vuelven a diferenciarse… cada vez más, qué pena.
Tímido y andaluz
Por supuesto, tímidos hay en todas partes, aquí igual que en cualquier lugar del mundo. Personas a las que les dan miedo los demás, en mayor o menor medida, personas que lo pasan mal al saberse observadas. Eso es algo universal, claro.
Os parecerá que estoy cayendo en el topicazo, pero… me explico: Me encuentro con personas a las que les gusta poco salir, se sienten bien con amigos muy cercanos, con gustos poco expansivos -como leer o estar en internet- y que se sienten raros. Esta rareza se agrava si son jóvenes, porque los mayores tienen menos necesidades de relación; pero si son jóvenes y les intimida hablar en un grupo grande o no les apetece “la botellona”… yo tiendo a pensar que si estuvieran en… Holanda, pongamos por caso, les resultaría más fácil. Con esto no quiero decir que se llegue a la fobia social solo por las peculiaridades de nuestra tierra, no, no es eso pero sí hace que algunos se automarginen por verse diferentes de lo que se espera de ellos ¿cómo andaluces?
Evidentemente hay tímidos en todas partes y en todas hay extrovertidos, graciosos, simpáticos… Pero es cierto que aquí hay algo que da un poco más de miedo; sobre todo si uno es adolescente o joven y se siente “soso”, muy soso. Si el soso viene de… Soria, pongamos por caso, no le preocupa… pero si el soso es de aquí, hay más posibilidades de que lo lleve mal.
Todo esto es un tópico sí, pero ese es el problema, que la gente se cree el tópico y muchos andaluces (hablo sobre todo de la parte Occidental que es la que trato más) se sienten mal por no responder al tópico: “es que yo no me siento de aquí” dicen algunos, como si para ser andaluz hiciera falta haber pasado un casting para un concurso de chistes.
«¡No lo puedo soportar!»
Veamos algunos ejemplos:
- No soportamos el más mínimo sufrimiento de nuestros niños.
Empezamos con los niños. En cuanto tienen el mínimo problema en el colegio, acudimos como fieras para ver si podemos etiquetar el problema: acoso, bullying, etc. Es obvio decir que no quiero que los niños sufran, pero creo que hay un límite que estamos traspasando. El niño tiene que “vacunarse” para la vida, sobrevivir a la “sinceridad” de los compañeros, al rechazo en algún momento… es una forma de preparase para las relaciones sociales futuras. Pero los padres no podemos soportar que nuestros hijos lo pasen mal, así que les protegemos del mundo que les rodea, a veces de forma exagerada, casi ridícula.
- La adolescencia implica un cierto grado de rebeldía y descontento que nos cuesta admitir y aguantar.
Con la adolescencia y la primera juventud llegan las relaciones amorosas y como decía el carca de Martín Vigil –al que en mi época leíamos irremediablemente_ “primer amor, primer dolor”. Hay peleas, rupturas, celos… y se sufre, claro que se sufre; pero como sufrir parece inadmisible, en lugar de llorar tranquilamente, deciden que no lo pueden soportar, descontrolan, se desquician y toda la familia de alrededor, que tampoco soporta verlo sufrir, se desquicia junto al enamorado sufriente.
- No podemos soportar la incertidumbre laboral. Creemos necesitar tener claro lo que vamos a hacer el resto de nuestra vida.
Y así en cada etapa de la vida, cada una con sus preocupaciones, nos revelamos contra el dolor, contra la incertidumbre. Ni que decir tiene que en estos momentos en que el trabajo es el bien más preciado, no podemos soportar la posibilidad de perderlo, no podemos soportar la ansiedad que nos genera, no podemos soportar…
Los terapeutas ayudamos a aliviar el dolor pero no hacemos milagros, a veces, lo más importante es enseñar a vivir, vivir de todas las maneras: contento, triste, con dolor, con amor o con desamor… vivir al fin y al cabo.
La vida es demasiado corta para esperar
Dejar de preocuparnos demasiado.
La mayoría de las personas que se preocupan demasiado desearían preocuparse menos. Pero, lo cierto es que, hay algunas …
Tu no tienes la culpa de tener ansiedad, estar depresivo o tener obsesiones…
La salud mental es como el resto de la salud, algo que «te toca» con mayor o menor suerte. Todos elogiamos a aquellos que …
¿Nos estamos volviendo una sociedad con déficit de atención, vamos hacia el TDAH global?
El déficit de atención, que tanto se diagnostica en niños, suele ir unido a la hiperactividad. El mecanismo es el siguiente: …