Blog: Moralidad de cintura para arriba

Coronavirus: malos tiempos para obsesivos e hipocondríacos

Es normal que tengamos miedo, que la incertidumbre nos ponga nerviosos. Nunca hemos vivido nada igual. Todas las precauciones son pocas. Hay que ser muy prudentes. Dicho esto, si nos obsesionamos lo vamos a pasar muy mal.

Estos son algunos comportamientos obsesivos en tiempos del coronavirus:

  • Repasar lo que has hecho cuando ya no puedes hacer nada para cambiarlo:

«¿Tocaría ayer la pared del ascensor?» «¿Me habré tocado la cara?»

Hay personas que repasan lo que pudieron tocar el día anterior u otro día, cuando eso ya no se puede cambiar. Repasar una y otra vez lo que has hecho no tiene sentido. Protegerte para lo que vas a hacer sí que lo tiene.

NO trates de recordar exactamente si hiciste algo que puede infectarte, ya no tiene remedio, y esto es una cuestión de probabilidades, se trata de arriesgarse lo menos posible. El riesgo cero no existe. Igual que cuando conduces, intentas ser prudente, pero sabes que algún riesgo corres siempre.

  • Chequearse continuamente:

Si estás pendiente de tu cuerpo todo el día, seguro que empezarás a notar síntomas. Puedes notar que no respiras bien o que te duele la cabeza, es muy fácil empezar a notar que te sientes mal, solo por tu miedo.

Cuando uno está realmente mal, no tiene duda. Cuando tengas fiebre lo notarás y, entonces, será el momento de ponerte el termómetro, no antes. Aún en el caso de que tuvieras el virus, si no te encuentras mal no deberías preocuparte, así que deja de estar todo el día buscando síntomas.

  • Buscar información compulsivamente.

Es necesario estar informado, pero no pasar todo el día buscando cifras de enfermos y fallecidos. Se puede convertir en un comportamiento obsesivo. Hay que limitar el tiempo que dedicas a la información relativa a la pandemia. 

Te puede servir para disminuir la obsesión:

  • Tener nuestro propio protocolo; sistematizar en lo posible las medidas de protección: 

Si vamos a usar guantes, lo haremos siempre para lo mismo y sabremos cuándo y dónde tirarlos. Lo mismo con mascarillas, geles etc.

Tendremos decidido qué hacemos con zapatos, ropa etc.

Haremos siempre lo mismo con la compra, etc. etc.

  • No estar todo el día pensando en el coronavirus.

Me diréis que no podéis evitarlo, pero uno debe intentar no pensar en aquello que le hace daño. Si nunca hemos hecho meditación, este es el momento de empezar. En internet podremos aprender. Se trata de controlar nuestros pensamientos. Y, por supuesto, concentrarnos en otras distracciones: películas, series, libros, juegos etc. etc.

Y SABED QUE EL SER HUMANO SE ACOSTUMBRA A TODO, INCLUSO A LO MÁS DESAGRADABLE. CUIDEMOS NUESTRA SALUD MENTAL TODO LO POSIBLE.

TOC, el error de creerte lo que piensas.

Todos debemos dudar de lo que pensamos. Nuestro cerebro es un contenedor de preocupaciones, miedos, supersticiones, etc. Ser capaz de no dejarse llevar por lo primero que nos viene a la cabeza es fundamental para ser libres y felices.

La idea de «Si lo pienso algo de verdad tendrá» es una muy mala idea, a la que han contribuido algunas teorías psicológicas que no han tenido en cuenta el funcionamiento de nuestro cerebro desde un punto de vista científico.

En el caso de las personas con TOC, este error de creerse todo lo que piensan es llevado al extremo. Da igual el tipo de obsesión que tengan, siempre le conceden al pensamiento una absurda verosimilitud.

Estos ejemplos son de obsesiones muy diferentes, pero todas tienen en común que el que lo sufre se lo cree, cuando, claramente, no debería hacerlo:
·         «Si pienso que podría tirarme por la ventana es que… seguramente me tiraré».
·        «Si pienso en que podría ser homosexual… seguramente lo soy».
·         «Si mi cabeza me pregunta cuál es la distancia entre mis pies… tengo que calcularlo, si no lo calculo me sentiré mal porque mi cabeza me lo está pidiendo».
·        «Este pomo puede tener bacterias dañinas… tengo que lavarme o lo pasaré mal».

Ocurre con todo tipo de obsesión, el paciente con TOC se cree siempre a su mente. Es especialmente doloroso cuando la obsesión es del tipo que también se conoce como «fobia de impulso» y la obsesión es «hacer daño a un hijo pequeño» o «suicidarse». En estos casos, es muy evidente que la persona teme hacer lo último que haría.

       Ideas fundamentales para personas con TOC

·         Pensar algo no tiene nada que ver con hacerlo.
·         Cuanto menos quieras pensarlo, más lo pensarás.
·         Obedecer a tu mente enferma te lleva a enfermar más.
·         Darle vueltas y tratar de entenderlo empeora las cosas.
·         Dialogar con tus ideas obsesivas es darles verosimilitud.
·         No te sientas culpable por tus pensamientos, son involuntarios.
·         Acepta que es un trastorno de tu mente.
·         No te desesperes porque los que están a tu alrededor no lo entiendan.
·         Confía en los profesionales que intentarán tranquilizarte.

¿Tengo celos “normales”?

Los celos son una emoción. Como todas las emociones, tiene un papel adaptativo. Los celos aparecen cuando tenemos miedo de perder a alguien a quien sentimos como nuestro; o sentimos que podemos perder su amor, o que ya no vamos a ser los favoritos.
 
Los niños pequeños sienten celos cuando nace un hermanito y temen perder la atención de su mamá. Si al crecer aumenta la seguridad en sí mismos, dejan de tener celos. Las personas inseguras son más celosas que las que tienen una autoestima alta.
 
En el amor romántico todo se complica mucho, ya que la cultura influye a la hora de decirles a las personas lo que es y lo que no es tolerable. Sería impensable que hace un siglo una chica hubiera salido a la calle en pantalón corto y a su novio le hubiera parecido bien. Hoy consideraríamos que es demasiado celoso si le molesta que la miren.
 
¿Cuáles son las características de las personas celosas?

·        Inseguridad en ellos mismos.

·        Se comparan continuamente con otros y se ven inferiores.

·        Son obsesivos. No son capaces de parar sus pensamientos.

·        Tienen una idea dramática de “la infidelidad”, pero, a la vez, creen que es prácticamente imposible que no ocurra.

·        Sienten la necesidad de controlar a su pareja para tranquilizarse.

·        Suelen ser muy dependientes de su pareja. Suelen tener mucho miedo a perderla.

·        En muchos casos, sienten celos, simplemente, de que a su pareja otra persona les pueda parecer atractiva.
 
¿Qué podemos considerar celos «normales»?
 
Es muy difícil establecer cuál es la línea que separa los celos “normales” de los que no lo son. Depende tanto de “la cultura”, de lo que la sociedad considera aceptable en cada momento, que resulta ser bastante subjetivo.
Podríamos convenir que, para nuestra sociedad, es normal sentir celos si nuestra pareja practica sexo con otra persona. Además, eso suele incluir el engaño, pues la mayoría de las parejas acuerdan -de forma más o menos explícita- que van a ser monógamos.
 
Pero… ¿Y lo demás? ¿Es “normal” que estas situaciones – de la pareja- produzcan celos?

     ·        Que mire a una persona y le parezca atractiva.

     ·        Que se ponga sexy para que le-la vean los demás.

     ·        Que trate con amabilidad a alguien que pudiera (en teoría) atraerle. 

  • Que tenga actividades sociales al margen de la pareja, donde «pudiera» ser infiel.

     ·        Que dé “likes”.
    
     ·        Que vea porno.

     ·        Que se masturbe pensando en otra persona.

Todas estas posibilidades atormentan a muchas personas, mientras que para otras son totalmente normales y asumibles. Sin duda, serán más felices estos últimos ya que es inevitable que a tu pareja le parezcan atractivas otras personas y… ¿quién no ha tenido fantasias sexuales con alguien que no es su pareja? 


Los celos provocan mucho sufrimiento, tanto en el celoso-a como en el que sufre los celos de su pareja.

Seis argumentos para intentar ser lo menos celoso-a posible:
  1. Tu pareja está contigo porque te quiere, no porque te haya seleccionado mediante un concurso o un examen. Siempre habrá alguna más guapa, otro más simpático… tratar de competir es absurdo.
  2. Casi todo el mundo se siente más libre cuando su pareja no está delante. Pero los que tienen un celoso-a como pareja son los que más disfrutan de esa libertad.
  3. Si tienes una relación de pareja que merece la pena, con intimidad, confianza, cariño, complicidad… no se va a resquebrajar fácilmente.
  4. El cuerpo reacciona ante otros cuerpos. Es natural que nos excite cualquier persona que nos parezca atractiva. Eso tiene poco que ver con el amor, y deberíamos quitarle importancia.
  5. Si tu pareja encuentra a otra persona y esa relación es importante… ya te enterarás. ¿Para qué anticiparte?
  6. Tu eres una persona con la que merece la pena estar. Y eso no debes olvidarlo nunca.

El terrible sufrimiento de creer que puedes matar a tus hijos.

«Si una madre es capaz de matar ¿podría hacerlo yo?» 

Cuando ocurre algún suceso, como el último que hemos conocido, en que una madre asesina a sus hijos, hay muchas madres que temen asesinar a los suyos. Son mujeres (podrían ser hombres también, pero se da más en las madres que en los padres) que sufren muchísimo.

Han oído en los medios de comunicación que esa asesina tenía problemas psicológicos o psiquiátricos. Ellas tienen ansiedad, ataques de pánico en algunos casos, depresiones, obsesiones. Y creen que, de pronto, pueden tener un arrebato y asesinar a sus hijos, lo que más quieren en el mundo. Los medios de comunicación, son muy poco cuidadosos al dar estas informaciones, no tienen en cuenta el daño que pueden propiciar. 

No tienen en cuenta que una gran parte de la población tiene problemas psicológicos, que muchos se medican. Y dan las noticias sin informarse adecuadamente, con el propósito de despertar el morbo del espectador.

Estas madres tienen un tipo de TOC – trastorno obsesivo compulsivo- que les hace pensar cosas que no quieren pensar. Esto les lleva a evitar situaciones, como:

  • Estar en al cocina, cerca de los cuchillos, con los niños.
  • Bañar a los bebés.
  • Incluso evitan quedarse a solas con sus hijos.
  • Se avergüenzan de lo que les ocurre y les cuesta mucho llegar a contarlo.
  • Se sienten culpables, tremendamente culpables.

Todo esto produce un sufrimiento extremo. Los psicólogos acostumbrados a estos casos sabemos que no hay ninguna posibilidad de que maten a sus hijos, solo es miedo, un miedo brutal a hacer lo que no quieren hacer. Y, cuanto más evitan, más se agudiza el problema. 
  • Estar con sus hijos les provoca una ansiedad brutal. 
  • Por otra parte, saben que se están perdiendo la infancia de sus pequeños.


Estos casos requieren terapia especializada. Para que estas madres dejen de sufrir. Porque no van a matar a nadie: seguro.

¿Pensamiento positivo sí o no? ¿Psicología positiva sí o no?

Siempre me ha parecido simplista eso del pensamiento positivo y también tenía algunos reparos a la llamada psicología positiva. Pero últimamente veo reacciones en contra que me parecen excesivas; es como si estuviéramos a punto de irnos al otro extremo. Por eso quiero dar mi punto de vista.
  

Idea extrema y falsa: El optimismo mueve montañas y el pesimismo atrae la desgracia.

Una de las ideas más recurrentes de estas “teorías” es la idea de que puedes conseguir todo lo que te propongas si realmente te esfuerzas y confías en conseguirlo, sobre todo si confías. De igual manera, lo que llaman “negatividad” atrae la desgracia. Muchas personas creen que se trata de fuerzas cósmicas o algo así. Diría que, la llamada psicología positiva se ha servido del “pensamiento mágico” que tienen la mayoría de las personas.

Les hacen creer que la fuerza de nuestro deseo o de nuestro pensamiento “mueve montañas”. Le dan a la voluntad un poder mucho mayor del que tiene. Sin duda todo esto es bastante infantil; pero no muy peligroso, incluso puede ayudar a algunas personas a seguir adelante; como lo hacen las religiones u otras ideas “mágicas”. El libro “El Secreto” es “la biblia” de este pensamiento.

He leído últimamente artículos que critican la psicología positiva porque la consideran una forma de autoexplotación. Algo así como una de las armas que utiliza el capitalismo para que los individuos se conviertan en rentables.

Idea racional y útil: Nuestro pensamiento sí es muy poderoso.

Lo que pensamos de nuestra vida es lo que nos hace sufrir o gozar, ser felices o desgraciados. Eso es así en un tanto por ciento elevadísimo. Lo que hoy nos parece bien, hubiera sido imposible de defender hace 200 años. La forma de vida de nuestros abuelos hoy nos parecería insoportable. Casi todo es subjetivo. Y eso sí es importante en psicología.

Disfrutar con nuestro trabajo es la mejor manera de tener una vida agradable. 

Los que piensan que eso nos convierte en buenos esclavos, no se plantean el sufrimiento que supone ir a trabajar todos los días odiando lo que haces.

En esta pasada -o presente- crisis económica, muchos han optado por intentar “emprender”. No encontraban otra salida. Ciertamente, la psicología “positiva” les ha animado. 
Yo no creo que puedas conseguir todo lo que te propongas, creo que hay muchas posibilidades de fracasar. Pero intentar salir adelante, es la mejor solución.Quedarte quejándote y sufriendo es una manera de tirar tu vida por la borda. 

Por supuesto, hay que quejarse, implicarse como ciudadanos, interesarnos por la política y tratar de mejorar nuestra sociedad. Si hace falta… quemar contenedores (en sentido figurado… o no).

Creo que es compatible tener espíritu crítico con pensar… ¿en positivo? Me gusta más decir: pensar bien.

¿Timidez o fobia social? ¿Tiene mi hijo adolescente fobia social?

Ser tímido es una característica de personalidad, un tímido puede que hable poco, que le den vergüenza algunas cosas, pero, el tímido hace una vida “normal”.
Una persona que tiene fobia social no hace una vida normal, limita su vida. Como cualquier fobia, hay situaciones a las que la persona no se puede enfrentar. En el caso de la fobia social, son situaciones que suponen contacto con otras personas.

¿Cómo definiríamos la fobia social?

La fobia social es el miedo irracional a ser juzgado por los demás. Esto no significa que el fóbico sea consciente de este miedo. Lo que sabe es que la situación le resulta insoportable.

¿Cómo actúa el miedo?

El miedo le genera una terrible ansiedad anticipatoria. Aparece el miedo con sólo pensar en la situación. Así que la persona se pone “enferma” solo de pensarlo.

¿Todos tienen fobia a las mismas situaciones?

Existen dos tipos de fobia social: la específica y la general. La específica es el miedo a una situación concreta, por ejemplo a hablar en público o a relacionarse con personas del otro sexo; mientras que, con la fobia social general, se teme la mayoría de situaciones sociales.

¿A qué edad aparece?

Suele aparecer entre los 10 y los 18 años. Y aunque no desparece en todos los casos, si parece que disminuye algo con la edad.
La adolescencia y la juventud son los momentos de la vida en que más se sufre fobia social. Y en muchos casos, con consecuencias que marcan toda la vida.
Los padres no suelen darse cuenta porque ante ellos no tienen fobia. En muchos casos los padres creen que sus hijos son vagos o que padecen depresión.


¿Cómo son las personas con fobia social?

Suelen tener baja autoestima. Aunque no necesariamente en todos los aspectos. Se puede estar seguro de la capacidad intelectual e inseguro en cuanto al cuerpo, o viceversa. O estar inseguro por creerse aburrido. Las posibilidades son múltiples.

Se toman a si mismos muy en serio. Les parece terrible que los demás puedan considerarlos ridículos o incapaces.


¿Qué hacer ante la sospecha de fobia social?

Lo mejor es acudir a un profesional.
No obstante, os daré algunas pautas…

¿Cómo abordar la fobia social?

1.- CAMBIAR TU FORMA DE PENSAR:

Ser consciente de qué es lo que te da miedo.

·        Tus pensamientos negativos sobre lo que pensarán de ti o lo mal que lo pasarás son la causa de tu ansiedad.
Para encontrar los pensamientos irracionales que provocan tus miedos, justo cuando empieces a sentir ansiedad apunta en una hoja o el móvil lo que estabas pensando en ese preciso momento.
·        Hazlo durante una semana y tendrás una buena lista.

Verás que la mayoría de pensamientos negativos tienen estas características:

1.- Lectura de mente: supones lo que están pensando los demás de ti, sin tener pruebas, como por ejemplo, que se están riendo a tus espaldas.
2.- Adivinación: predices algo malo antes de que ocurra. Podría ser algo como que si acudes a esa fiesta lo vas a pasar fatal.
3.- Catastrofismo: piensas que siempre va a ocurrir lo peor y de magnitudes desproporcionadas. Por ejemplo, que todo el mundo se va a reír de ti porque estás nervioso.
4.- Personalización: crees firmemente que toda la atención de los demás está puesta en ti.
·        Una vez hayas identificado tus pensamientos negativos recurrentes, podrás desafiarlos.

Tienes que preguntarte:

¿Estoy seguro de que ocurrirá lo que temo?
¿Y si es así es tan grave?
¿Si los demás se dan cuenta de que estoy nervioso eso es tan grave?
¿Voy a condicionar mi vida por lo que piensen los demás de mi?
Supongamos que se ríen de mi porque me pongo colorado ¿Podría asumirlo?

2.- ROMPER EL MANTENIMIENTO DE LA FOBIA.

La fobia social es un pez que se muerde la cola. El comportamiento habitual cuando empiezas a sentir ansiedad es evitar la situación que la causa, por ejemplo tomando la decisión en el último minuto de no ir a una fiesta.
Como entonces la ansiedad baja, te sientes mejor. Y asocias ese alivio a haber evitado esa situación incómoda. Eso es lo que mantiene la fobia.
Tienes que enfrentarte a las situaciones que temes. De menor a mayor.
Hacer una lista de las situaciones que te ponen nervioso. Puntuarlas y empezar por las que te dan menos miedo, ir avanzando cuando se van superando.

3.- DESARROLLAR TUS HABILIDADES SOCIALES
  •          Aprender a escuchar
  •          Hacer preguntas sobre lo que pueda ser importante para el otro.
  •          Mirar a los ojos.

¿Qué actitud deben tener los padres ante la sospecha de fobia social?

·        Importante, los valores que trasmitimos. Si estamos demasiado obsesionados con el aspecto físico, con ser simpáticos… Si trasmitimos otro tipo de valores más profundos, nuestros hijos se preocuparán menos.
·        Somos modelos. ¿Nos enfrentamos a nuestros miedos o también los evitamos?
·        Entenderlos y no presionar.
·        Dejarles muy claro que no debe preocuparles lo que los demás piensen de ellos, que ellos deben tener sus propias ideas.
·        Enseñarles a no ser susceptibles y a reírse de ellos mismos.
·        No mostrar angustia por la posibilidad de que los rechacen, quitarle importancia.
·        Estar abiertos a que nos cuenten sus problemas.
·        Si es importante: terapia.

¿Te empeñas en cambiar a tu pareja?

         “Es que mi marido habla muy poco. Eso me pone de mal humor”.
         “¿Antes hablaba?”
         “No, nunca”.
         “¿Siempre ha sido así?”
         “Pues sí, la verdad”.
         “O sea que lo elegiste siendo así”.
         “Psss… sí”.
Esta conversación la he mantenido en consulta más de una vez. Conversaciones muy parecidas las tenemos continuamente con los pacientes.
Elegimos a una persona y después no admitimos que sea como es.
Podemos pensar que uno se cansa de la pareja y entonces solo ve los defectos. Eso es cierto. Ocurre mucho.
Cuando uno se cansa de la pareja puede decidir separarse, es legítimo y en muchos casos la mejor opción. Pero en el caso de que uno quiera continuar la relación: hay que tratar de aceptar al otro.
Algunas personas ni siquiera tienen la excusa del cansancio, quieren cambiar al otro desde el principio.
“Tengo una novia muy activa a la que le encanta salir y querría que fuera más tranquila y más casera”.
“Tengo un marido poco comunicativo y querría que fuera hablador”.
“Lo que más me gusta en el mundo es que me digan que estoy guapa y mi pareja no me lo dice nunca”.
“Me gusta reírme y mi pareja es muy seria”. 


Estas personas todos los días se frustran porque esperan algo que no se va a dar. Todos los días esperan que el otro sea “otro”.
¿Por qué continúan muchos con la persona “¿equivocada?” o que ellos creen “equivocada”?
1.- Porque le ven otras cualidades que compensan.
2.- Porque esperan cambiarla.
3.- Porque creen que quieren a esa persona, a pesar de todo.
4.- Por miedo al cambio y/o a quedarse solos.
En los casos 2 y 4, la única solución es abandonar esa pareja. Si lo que te gusta es una persona muy casera ¿por qué no la buscas? Si lo que quieres es una persona habladora, hay millones de ellas.
El miedo a quedarte solo es algo complejo que he tratado y trataré en otras entradas, pero no puede ser la razón por la que continuar con alguien que no te gusta.
En los casos 1 y 3, tienes que hacer el ejercicio consciente de aceptar a tu pareja como es:
         Deja de fijar tu atención en lo que no te gusta y valora lo que sí te compensa.
         Céntrate en ver lo bueno que tiene tu pareja. Acepta que nadie es perfecto, que nadie tiene la pareja perfecta.
         Deja de malgastar tu energía en enfadarte y en intentar cambiar al otro.
         Si te empeñas mucho en cambiar al otro, lo que puedes conseguir es anularlo, esa persona ya no será ella misma, ya no será nadie, solo una persona anulada.

El miedo a perder a tu pareja te debilita.

Muchos pueden creer que el miedo a perder a tu pareja hace que tu relación sea estupenda, porque pondrás de tu parte para que vaya bien. Pues no es así.

El miedo a perder a tu pareja te lleva a:

  •        No ser tú mismo. Por tanto, a estar incómodo.
  •       No ser tú mismo. Por tanto, a ser una persona menos interesante.
  •       Ser más débil y, como consecuencia, más susceptible.
  •        Ofenderte con más facilidad.
  •        No ser capaz de ser generoso, porque el miedo te lleva a pensar solo en ti.
  •        Callarte o discutir agriamente cuando ya no puedes más.
  •        Dejar de disfrutar del resto de la vida, o, al menos, disfrutar menos



En consulta oímos cosas como:

“Sé que si me deja no encontraré a otra persona y me quedaré solo”.

“No puedo soportar pensar que va a estar con otro”.

“Mi idea de la vida ideal es en familia, con mi marido y mis hijos. Si mi pareja se acaba ya no tendré una vida ideal”.

“No soporto pensar que vamos a fracasar después de tanto esfuerzo”.

“Todos mis amigos están en pareja. ¿Qué haría yo sola?”.

Nada de lo anterior es amor o cariño. Es miedo, miedo a la soledad, miedo a no cumplir con las expectativas; dependencia, posesividad.



Está bien cuidar la vida en pareja. Pero sin miedo. Si nos anulamos empezamos a ser malos compañeros.

Algunas ideas que nos pueden ayudar a empezar a “pensar bien” en pareja:

·        La felicidad depende, fundamentalmente, de uno mismo. 

·        Es imprescindible aprender a estar solo, para estar bien estando acompañado.

·        No necesitamos que nuestra relación de pareja sea “ideal”, basta con que sea agradable.

·        Nuestra vida no debe girar, casi exclusivamente, alrededor de nuestra pareja.

·        Es normal y sano hacer concesiones. Pero no por miedo sino por convencimiento, por generosidad.

·        Querer a otra persona es querer que esa persona esté bien. No confundir con la posesividad. 

·        No hay que estar midiendo continuamente, de forma obsesiva, lo que cada uno aporta a la relación. Solo si se tiene la sensación de estar siendo injustamente tratado hay que reaccionar.

·        Está bien tener confianza y decir lo que se piensa, pero con una finalidad, no continuamente y por desahogarse.

·        Estamos con una persona que tiene defectos, como todos. Aceptarla y quererla como es, es la única forma inteligente de vivir en pareja.

·        Hacer feliz a tu pareja debería hacerte feliz. Si no es así, tal vez no merece la pena seguir.

·        Si crees que tu pareja aprovecha tu “debilidad” para imponerse siempre: trata de hacerte fuerte y arriésgate a que tu pareja se acabe.

·        Si tu pareja se acaba, se abre ante ti la posibilidad de una nueva vida. Solo tienes que acercarte sin miedo. La aventura de tu vida continuará.

Aprender a «perder el tiempo».

Hoy he asistido a una escena cotidiana en una gran superficie. Hay varias colas largas para pagar, se abre otra caja y todos corren a ponerse en ella, alguno incluso “colándose” alegando que solo lleva un producto. Ante tal ansiedad por terminar pronto, siempre me pregunto qué tendrán que hacer a continuación, ¿siempre tienen prisa? ¿siempre les aguarda alguna tarea imprescindible o interesante? No lo creo.

La idea de estar perdiendo el tiempo, por culpa de los demás, se nos antoja como algo muy molesto, como si nos estuvieran “robando la vida”.


Todos hemos tenido un amigo, pareja, etc. -creo que se da más en los hombres este caso, aunque no exclusivamente- que al tener que esperar en un restaurante se pone de muy mal humor. No me refiero a un día de diario que hay que volver al trabajo y puede estar justificado, sino un día de fiesta con toda la tarde libre por delante.

Qué decir de los atascos. Sin llegar a ese extremo, hay personas que se ponen muy nerviosas, simplemente, porque el coche de delante va despacio, por ejemplo, buscando a aparcamiento; pueden adelantarlo airados, y gritando reproches.

La vida digital no se escapa, claro. Algunos incluso la culpan, yo no lo creo, de nuestra impaciencia. Creo que la conciencia de “lo injusto que es que nos hagan perder el tiempo” es anterior a la llegada de internet.
Pero lo cierto es que el tiempo que tarda una web en abrirse puede ser algo que a muchas personas cree ansiedad, no soportamos esos segundos de “pérdida de tiempo”. Somos capaces de pagar mucho más por una conexión que nos devuelva ese tiempo tan «valioso».

Creo que la vida hay que aprovecharla. Buscar todo aquello que nos pueda parecer interesante. Pero no creo que esa búsqueda esté reñida con un poco de paciencia. El tiempo de la espera puede ser un tiempo para relajarnos y no para tensarnos. Todo depende de nuestra decisión.

Personas muy aventureras, que dan la vuelta al mundo y aprovechan la vida, no se ponen nerviosas si tienen que esperar, por ejemplo, en un aeropuerto; la espera forma parte de la vida, de la aventura, pueden integrarla.
En cambio, muchos que solo se atreven a una vida rutinaria, se impacientan y sufren por perder 5 minutos en una cola. ¿Qué les espera en su casa que justifique tanto malestar?

Agredir con el silencio. Cuando alguien deja de hablarte.

Dejar de hablar a alguien es una forma de agresión.

Si una persona se convierte en peligrosa para ti, dejar de hablarle puede ser una forma de protegerte. Si alguien te ha hecho algo realmente grave, puede ser una forma de demostrárselo, y puede ser legítimo.

Yo me refiero a ese silencio con el que algunas personas castigan, sistemáticamente, a los que les rodean. Ese padre, ese marido, esa madre… Esas personas que, cuando los demás no “obedecen”, cuando algo no les gusta… agreden con el silencio.

El silencio impuesto es muy doloroso. Es una agresión que duele más que un grito, más que un golpe incluso. Es el castigo preferido de los manipuladores.

Esa persona que no te contesta al saludo, que va por la casa ignorándote… esa persona te está agrediendo. Tú sabes por qué lo hace: porque no volviste a la hora que él-ella quería, porque no accediste a su petición…

Si alguna vez le preguntas por su silencio, te dirá que está disgustado, nada más, y que no le sale hablarte. No es verdad, esa persona sabe que tratándote así consigue lo que quiere, consigue manipularte. La próxima vez, te lo pensarás dos veces antes de no ceder a sus deseos.



Si tú eres de las personas que utilizan el silencio como arma, piensa que haces mucho daño. 

Si eres de los que sufren a alguien que agrede con su silencio… te aconsejo:
  • ·        Se fuerte y no sucumbas a su manipulación, tal vez así deje de hacerlo.

  • ·        Rompe su silencio, háblale, no le tengas miedo. Desmonta su teatro.

  • ·        Dile claramente lo que piensas. Explícale que su postura es molesta y desproporcionada.

  • ·        Si sus silencios son continuos y afectan a tu salud mental, si puedes, deja a esa persona. Aléjate.

La agresión con el silencio no se puede denunciar. El que practica esta “técnica” suele ser una persona que controla bien sus impulsos. ¡¡No le creas cuando te diga que más sufre él-ella!! Y, aunque fuera así, te está castigando. 

Dejar de preocuparnos demasiado.

La mayoría de las personas que se preocupan demasiado desearían preocuparse menos. Pero, lo cierto es que, hay algunas …

Tu no tienes la culpa de tener ansiedad, estar depresivo o tener obsesiones…

La salud mental es como el resto de la salud, algo que «te toca» con mayor o menor suerte. Todos elogiamos a aquellos que …

¿Nos estamos volviendo una sociedad con déficit de atención, vamos hacia el TDAH global?

El déficit de atención, que tanto se diagnostica en niños, suele ir unido a la hiperactividad. El mecanismo es el siguiente: …